Desaparecer o rugir como mariposa

Violencia de género

Sylvie recibió el año 2013 en el suelo. Su esposo, seleccionado holandés de futbol y estrella del equipo de Hamburgo en la Bundesliga, Rafael van der Vaart, la golpeó en el calor de una discusión. Ambos muy rubios, muy ricos, muy prominentes, representan la realidad del maltrado a la mujer, le puede pasar a cualquiera, la idea de la violencia no es exclusiva a una cultura o grupo.

Diría mi abuela “pasa en las mejores familias”, y así de irónico es el mundo de Sylvie van der Vaart, la hermosa y menuda modelo, jurado de DSDS, la versión germana de American Idol, cuyo productor es ex integrante de Modern Talking, Dieter Bohlen, acusado en 1996 de maltrado doméstico por su esposa la boliviano-alemana Verona Feldbusch.

La prensa local habló de la separación de los van der Vaart, un divorcio más en el mundo de silicona, el ataque apenas fue mencionado o del todo ignorado por los periódicos. La violencia doméstica no merece tanto escándalo como un divorcio. En realidad, la violación de la estudiante en India y las protestas consecuentes eran más “dramáticas” para tratar el tema, porque el maltrato es un problema determinado a ciertas culturas, pobreza y en Europa una producto de los migrantes.

Algunos dirán, se trata de un crímen más brutal y no merece comparación, pero otros casos tan horribles han pasado en el vecindario y salvo un par de perióricos locales, nadie más se percata del problema, parece una estrategia para invisibilizar un asunto tan real aquí como cualquier otra parte del mundo. El año pasado, un esposo apuñaló a su pareja al sur de Hessen y hirió de gravedad a su hijo, en noviembre, un hombre de 47 años, asesinó por celos a su esposa y dos hijos al norte de Renania, en junio un hombre descuartizó el cadaver de su esposa frente a sus hijos y los tiró al patio trasero desde la asotea de su edificio en Berlín, en agosto dos mujeres y dos niños en el lapso de dos días fueron asesinadas en las afueras de la capital y la ciudad de Neuss. Sólo son algunos ejemplos, muchos de estos crímenes involucran no sólo a las mujeres, también a sus hijos, por eso la idea de feminicidio no está dentro del lenguaje colectivo, se habla en estos casos con mucho eufenismo de “tragedias familiares”.

Tampoco significa que no hay lugares en el mundo con mayores problemas de violencia de género, Guatemala es el país con la mayor tasa de feminicidios, en el 2003 eran 122,9 por cada millón de mujeres, pero también los datos asustan en Estados Unidos donde oficialmente se informa que cada año cinco millones de mujeres sufren maltrato por su pareja, una de cada seis mujeres ha experimentado una violación o intento de violación al menos una vez en su vida y a diario tres mujeres son asesinadas, sólo para comparar, en el vecino México donde se habla de una «cultura» de agresión a la mujer, con una población de 170 millones menos, ocurren cinco feminicidios por día.

Sin embargo, ni Suecia que es ante todo el paraíso feminista por excelencia y el supuesto modelo de género a seguir, es un jardín de rosas, el sistema legal no permite a una mujer acusar de violación, sino, debe hacerlo un fiscal que a lo largo podría llevar a dos años de prisión al delincuente, la activista Naomi Wolf en un artículo para Die Welt en septiembre, explica que una de cada tres adolescentes suecas son víctimas de acoso o violencia sexual durante su pubertad, el país escandinavo es además la nación en el continente con el mayor porcentaje de ataques sexuales por mujer, es decir, 4.65 por 10 mil habitantes, los refugios están llenos, los números de emergencia no funcionan y la policía controlada por hombres tiene por lo general mala voluntad para tocar estos casos.

Algunos estudios independientes indican además que entre el 40 y 50 por ciento de las mujeres en Finlandia, Suecia y Alemania han sufrido alguna vez un intento de agresión. En Alemania en el 2011 fueron 313 las asesinadas, 154 de estos casos fueron clasificados como feminicidios.

Lo peor del caso es tratar de ver esto con un asunto de matemáticas o de perspectivas, quién mata menos o más, en estas cifras hay rostros de seres humanos para siempre silenciados y frente a esto está la mueca fría de sociedades que se hacen ignorantes ante el delito y la culpabilidad. Miles de mujeres indias, valientes demuestran ahora al mundo que no son invisibles.