Esta es una historia donde el tipo bueno no se queda con la chica, porque en realidad resultó ser el malo de la pelícua. Hasta diciembre Christian era un tipo agradable, inteligente y con gran simpatía pública, muchos expresaban que era era una lástima tenerlo «sólo» de presidente. En Alemania, la presidencia federal no tiene poder político, la función ejecutiva la ejerce la cancillería, este puesto es más bien un cargo diplomático hacia afuera y adentro, casi con el mismo rol decorativo de las monarquías europeas, de hecho la sede presidencia es un palacio al oeste de Berlín, «Belevue» no es como nuestro palacio en Managua, éste no sólo lleva el nombre, es uno de verdad.
Christian tiene un cargo votado por el parlamento a ciclos de cinco anos y un salario anual de 199 mil euros, más 78 mil por gastos de representación. Como presidente ya había ejercido ocho anos en el estado de Baja Sajonia, cargo que sí tiene poder ejecutorio. Y durante el cual recibió de un buen amigo multimillonario un crédito de medio millón de euros para construir su casa a condiciones exageradamente favorables para este tipo de transacciones.
La ley de su estado como en todo el país prohibe recibir regalos de cualquier tipo y obtener ventajas económicas durante un cargo público, regla que vale para cualquiera en la administración comunal, estatal o federal, empezando por un lapicero.
Pero bueno, es un crédito, no un regalo. Se perdona una. El problema es que Christian Wulff había dicho ante el parlamento estatal que no había recibido nada de la Familia Geerkens, lo cual es una verdad a medias porque es hasta el 2012 que corre el negocio. Se le perdona entonces la segunda, además, estabamos en navidad, ante el escándalo se le regaló al presidente el beneficio de la duda. El bueno de Wulff, no faltaba más, no puede ser que el representante público del Estado se vaya con un escándalo difuso.
Este fin de semana el diario de quiosco «Bild» hizo pública una grabación donde el presidente amenazaba molesto por la posible publicación de los detalles del crédito con los Geerkens. El diario conservador como lo es también Wulff y cuyo lema es algo así como «tomá tu opinión», siempre fue aliado de la familia presidencial a quien acompanaba en cada actividad pública posible, pero no se dió el lujo de perder esta joya que parece acabar con la carrera política del hasta ahora buen chico de Baja Sajonia.
El Bild que es un diario sensacionalista a quien nadie le cree, es el chico malo de este drama, pero en todo caso es una prueba viviente de lo brutal e implacable que es la justicia mediática cuando se hecha un enemigo. A gran escala Bild es el más vendido y popular de los medios impresos de Alemania (un millón de ejemplares diarios) y pertenece al siempre poderoso grupo editorial Axel Springer, es un botón del gran poder de los medios de comunicación hoy en día: Se le puede perdonar a un funcionario actos ilegítimos y deshonestos, pero no contender con la prensa.
Una tercia de este tipo casi siempre favorece a los medios. Hoy todos los periodicos, canales de televisión y radios continúan debatiendo el mal comportamiento de Wulff, no el abuso de poder durante su mandato estatal, sino, lo intolerable que es un presidente que ozadamente amenaza a la prensa libre en un pais que ostenta ser una gran democracia. Todos hablan del tema, menos dos, el presidente y el Bild. Hoy la portada del diario no llevaba ni una palabra más sobreWulff, la noticia principal trata sobre los candidatos de show de casting The Voice, transmitido por la televisión privada y el de mayor raiting nacional.